La tasa de rendimiento de los activos netos disminuyó considerablemente entre 2012 y 2013 y, debido a las necesidades de financiación para cotizar en bolsa en 2013, se convirtió en un punto de inflexión importante en 2014, con un aumento considerable tras la introducción de los incentivos de participación en el capital social, una ligera tendencia a la baja entre 2014 y 2017 y un aumento entre 2018 y 2019.El plan de incentivos a la opción de compra de acciones, que se puso en marcha en 2014, se basa en la hipótesis de que la tasa de rendimiento del activo neto no será inferior al 20% y que, a partir de 2014, la tasa de rendimiento del activo neto será superior al 20%, lo que indica que las condiciones de ejercicio de los indicadores de rendimiento establecidos por la empresa en el plan de incentivos al capital social se han cumplido satisfactoriamente y que los incentivos al capital social pueden producir efectos de incentivo y aumentar la rentabilidad del capital de la empresa.<br>
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