Una segunda razón de importancia es que cuando un ente es descubierto, los clientes lo pueden percibir de una manera muy diferente a como percibirían las subpersonalidades. En algunas fases del proceso de ISIS, los clientes pasan por una exploración detallada de las subpersonalidades. Ellos aprenden a identificarlas sistemáticamente y a observarlas en su vida diaria. Los clientes<br>obtienen, de esta manera, cierta familiarización con la teoría y práctica de las supersonalidades. Al lidiar con entes, sin embargo, la experiencia es diferente.<br>En particular, un ente lleva consigo un sentimiento más claro de ser algo separado, ajeno, más que de ser una subpersonalidad. Cuando se explora un ente, los clientes generalmente hacen comentarios como "No se siente como algo mío", "Se siente ajeno a mí", "Es un parásito", "No ha estado allí siempre","Se ha alojado en mí, pero no me pertenece". Además, las subpersonalidades<br>son mucho más complicadas que los entes. Un ente usualmente es un bulto de energía y consciencia con patrones de comportamiento simples y predecibles.<br>Hay excepciones a esta regla pero son poco frecuentes. Por otro lado, las subpersonalidades son partes mucho más complejas de la sique del cliente, con ramificaciones ligadas a sus estructuras mentales y emocionales. Aún más, los terapeutas que practican la técnica ISIS, han podido establecer una clara distinción entre la experiencia de un ente y aquella reflejada por las<br>supersonalidades. Uno podría argumentar que éstas son experiencias subjetivas – pero en general así es el campo de la sicología. ...
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